Descripción
Con mucho cuidado y sin hacer ruido, me tiro al suelo y rodando llego al lado del escritorio. Tanteo el manojo
hasta que lo tengo en mis manos. Con más silencio que antes, esta vez gateando, meto la llave y abro la puerta.
Este relato nos transporta a los remotos años donde José y su hermano vivieron como pupilos en un Colegio de Hermanos. Son las palabras de aquellos niños quienes finalmente pueden contar la experiencia que los marcó profundamente.
Se trata de una historia real. La autora la reconstruye a partir de su vínculo personal con el protagonista y habla en primera persona, para poder ver a través de los ojos prístinos de la infancia. Cascote nos ofrece un testimonio que es tanto un acto de amor como de memoria.
Este es un libro donde quedan atrapadas historias tristes, escritas con golpes, injusticias y lágrimas. Aquel Colegio de pasillos fríos y catres de metal, los días indistintos del encierro, esos Hermanos entre maestros y carceleros, aquellos pequeños compañeros del destino y las travesuras que allí disfrutaron por la voluntad, por la fuerza, por la alegría de un Cascote.
Lejos de la evocación de tiempos pasados, el relato actualiza y muestra una problemática que llega a nuestros días: el maltrato infantil, el hambre de los inocentes, la falta de abrigo endémica, la educación retrógrada y dañina. Hacer honor a la memoria de aquellos niños que fuimos, por los niños de hoy.
Norma Inés Aiello es de Jáuregui, Luján, Buenos Aires. Allí vió crecer su vida que dedicó a los más pequeños.
Ejerció de Maestra Normal Nacional y de Profesora de Educación Especial, acompañando, ayudando, comprendiendo a decenas, cientos de niños. Docente durante 40 años en el Colegio Inmaculada Concepción, se dedicó especialmente a enseñar a leer y a escribir. Este es el recorrido de la autora: primero las letras, luego las palabras, las frases, los libros.
En el año 2013 publicó su primer título: “Señorita…Seño…Sé”, congregando historias vividas por los más pequeños. Esta es una buena forma de tomarse la lecto escritura, en sus palabras:
“Me encanta el mar, y no sé nadar; el fútbol, y no hago deportes; cantar, y no tengo voz. Me encanta escribir, y entrego mis manos y mi corazón al hacerlo.”