Cómo ponerle nombre a tu libro


Seguro escuchaste que hay varias cosas clave para enganchar a los lectores con tu obra: una portada atractiva, una sinopsis que intrigue sin revelar demasiado, y, por supuesto, el título. Hoy nos vamos a enfocar en los métodos para encontrar un título que capture la atención de quienes se acerquen a tu libro.

¿Cómo le pongo título a mi libro?

Hay varios caminos para llegar a ese título ideal. Podemos empezar con los más obvios: los títulos sintéticos. Estos buscan condensar toda la narración en una idea central, plasmándola en pocas palabras. Por ejemplo, podríamos inventar El misterio del reloj perdido. Como vemos, ya anticipa que habrá un enigma y nos da pistas de lo que encontraremos al leerlo.

Después, tenemos los títulos descriptivos, que se basan en el lugar donde se desarrolla la trama o en alguna característica del protagonista. Si hablamos de El pianista ciego de Buenos Aires o La joven del tatuaje de la rosa, la descripción nos indica claramente que se trata de la historia de un músico porteño con una discapacidad visual, o de una chica con un tatuaje particular que, por alguna razón, será importante en la historia.

En tercer lugar, están los títulos sugerentes, que no se anclan directamente en la trama, sino que buscan incitar la curiosidad del lector, a veces incluso jugando con él. Con estos hay que tener cuidado, porque depender completamente de un juego de palabras que no tenga nada que ver con la obra puede ser gracioso, pero confuso. Eso sí, si el juego funciona y encaja con la novela, puede ser brillante. En este caso, hay que ser muy preciso.

Dentro de esta categoría, podemos encontrar ejemplos de todo tipo. Imaginemos una novela de aventuras con alto contenido erótico, donde los protagonistas, entre expedición y expedición, dan rienda suelta a sus deseos. Se podría jugar con un título como Donde hubo fuego… cenizas quedan, que evoca tanto romance como peligro. En este caso, el «pseudo-chiste» funciona porque la novela tiene ese mismo tono.

Del título a la obra (y viceversa)

Ahora bien, ¿cómo se llega al título? No hay una fórmula mágica. Algunos autores empiezan a escribir con el título en mente y, a partir de ahí, desarrollan toda la novela, como si el título fuera una guía. Otros, en cambio, escriben primero toda la obra y solo al final, con perspectiva, encuentran el título que mejor la representa.

Hay escritores que titulan directamente con el nombre del protagonista (David Copperfield, de Dickens, o Robinson Crusoe, de Defoe), y otros, como la escritora vietnamita Duong Thu Huong, que tituló una de sus obras Novela sin título, ya no sabemos si por originalidad o por fiaca. Hay quienes, a pesar de revelar parte de la trama en el título, como en Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez, escriben una gran historia. Como ven, hay de todo, tanto entre escritores consagrados como entre noveles. Y también hay obras que nacieron con un título y luego lo cambiaron.

En resumen…

Te recomiendo que busques un título que te haga sentir cómodo y que esas pocas palabras capturen la esencia de tu novela, ya sea porque resumen su tema principal o porque describen un aspecto importante de los personajes o el lugar donde ocurre la acción. Ponerle título a un libro no siempre es fácil, y les confieso que yo mismo no sé bien cómo titular este artículo. No sé si usar la técnica de la escritora vietnamita o buscar un título con un juego de palabras o algo sugerente. Quizás algo más técnico… Bueno, ya se enterarán.