El impacto diferenciado de la lectura en papel y en pantalla


La discusión sobre las ventajas y desventajas de la lectura en papel versus la lectura en pantalla ha trascendido la mera preferencia personal para adentrarse en el terreno de la neurociencia y la psicología cognitiva. Diversos estudios científicos constatan que la lectura de textos impresos genera conexiones neuronales y procesos cognitivos que difieren de la lectura en dispositivos electrónicos. No se trata simplemente de una cuestión de nostalgia por lo analógico, sino de comprender cómo nuestro cerebro procesa la información en función del soporte.

La lectura en papel: una experiencia multisensorial que involucra al cuerpo

La lectura en papel involucra múltiples sentidos: el tacto del papel, el olor de la tinta, el peso del libro en las manos. Esta experiencia multisensorial crea una huella más profunda en nuestra memoria y facilita la comprensión y la retención de la información.

Mapa espacial del texto: Al leer un libro impreso, creamos un mapa mental de la ubicación física de la información en la página y en el libro en general. Recordamos si un concepto estaba en la parte superior o inferior de la página, cerca del principio o del final del capítulo. Esta representación espacial facilita la navegación y la recuperación de la información. En la lectura en pantalla, la naturaleza fluida del texto y la falta de una ubicación física fija dificultan la creación de este mapa mental.

Menor fatiga visual: La lectura en papel, al no emitir luz propia, reduce la fatiga visual y el cansancio mental, lo que permite una mayor concentración y un mejor rendimiento cognitivo. Las pantallas, por el contrario, emiten luz azul que puede interferir con el sueño y provocar fatiga visual.

Mayor inmersión y concentración: La ausencia de distracciones digitales, como notificaciones o enlaces a otras páginas, favorece la inmersión en la lectura y una mayor concentración. En la lectura en pantalla, la tentación de consultar otras páginas web o redes sociales puede interrumpir el flujo de lectura y dificultar la comprensión profunda.

Estudios científicos que avalan la diferencia:

Diversos estudios científicos han investigado las diferencias entre la lectura en papel y en pantalla, constatando que la lectura en papel se asocia con:

Mejor comprensión lectora, especialmente en textos complejos: Investigaciones como las realizadas por Anne Mangen y sus colegas han demostrado que la comprensión de textos extensos y complejos es significativamente mejor cuando se leen en papel.

Mejor recuerdo de la secuencia narrativa: Los lectores de textos impresos suelen recordar mejor la secuencia de los acontecimientos y la estructura general de la historia.

Menor dificultad para la navegación y la búsqueda de información: La posibilidad de hojear el libro, de ver la extensión del texto y de marcar páginas facilita la navegación y la búsqueda de información específica.

Menor sobrecarga cognitiva: La lectura en papel requiere un menor esfuerzo cognitivo, lo que permite una mayor concentración y un mejor procesamiento de la información.

Como se menciona en los resultados de búsqueda que me has proporcionado, la comprensión lectora tiende a ser menos efectiva cuando se lee a través de pantallas, especialmente si se trata de textos que requieren una comprensión profunda. Además, se destaca que al leer en pantalla se tiene una regulación metacognitiva más deficiente.

El cerebro no está «cableado» para leer:

Es importante recordar que, como se señala en uno de los enlaces, el cerebro humano no está preparado de forma innata para leer, como sí lo está para hablar o caminar. El cerebro se adapta neuronalmente para la lectura. La forma en que leemos, ya sea en papel o en pantalla, influye en esta adaptación y en los procesos cognitivos que se ponen en marcha.

¿Significa esto que debemos abandonar la lectura en pantalla? No necesariamente. La lectura en pantalla ofrece ventajas innegables, como la portabilidad, el acceso a un inmenso catálogo y la posibilidad de ajustar la tipografía. Sin embargo, es importante ser conscientes de las diferencias entre ambos formatos y adaptar nuestras estrategias de lectura en consecuencia. Si se trata de un texto complejo que requiere una comprensión profunda, la lectura en papel sigue siendo la opción más recomendable.

La lectura en papel y en pantalla activan diferentes circuitos neuronales y generan distintas experiencias cognitivas. La lectura en papel, con su componente multisensorial y su estructura física, facilita la creación de un mapa mental del texto, reduce la fatiga visual y favorece la inmersión y la concentración. Los estudios científicos constatan estas diferencias, especialmente en lo que respecta a la comprensión de textos complejos. Si bien la lectura digital ofrece ventajas en términos de accesibilidad y portabilidad, es importante ser conscientes de sus limitaciones y elegir el formato que mejor se adapte a nuestras necesidades y al tipo de lectura que vamos a realizar.