Cocina tu propia historia: 5 ingredientes clave


Escribir un buen libro depende de muchos ingredientes y, sobre todo, de cómo los uses. Si querés que tu obra deje un buen sabor de boca, te conviene seguir algunos pasos básicos. Hoy te damos cinco consejos para armar una buena historia:

  • El esquema
  • Los personajes
  • La historia y el estilo
  • La emoción
  • Escribir, corregir y revisar

El esquema: El mapa de tu historia

Tenés que saber qué querés contar y armar un esquema con los puntos principales. Si es una novela romántica, tenés que tener claro, además del principio, nudo y desenlace, cómo presentás la historia y a los personajes, cuándo revelás detalles interesantes o secretos, cuándo hay un conflicto para la pareja, etc. Si elegís novela negra, por ejemplo, tenés que saber desde el principio cómo presentás el caso, quiénes lo investigan, en qué capítulo aparece el posible asesino y cómo avanza la trama. Se trata de tener el esqueleto de la obra para saber qué poner en cada parte.

¿Significa que no podés dejarte llevar por la historia y sorprenderte con giros inesperados? ¡Para nada! La idea es que no vayas a ciegas y sepas qué camino seguir para no perderte.

Tenés que pensar quiénes van a contar la historia, quiénes la van a vivir y cómo la vas a resolver.

Un ejemplo práctico:

En mi novela, Vía de servicio, uso un esquema clásico con dos personajes principales y un viaje largo en auto. Durante ese viaje se revela la historia central: una venganza.

Primero presento a uno de los personajes, el escritor. A través de su forma de hablar y lo que se cuenta de él, conocemos cómo es y qué busca (o de qué huye). También conocemos lo básico del otro protagonista, el joven, que presenció un ataque sexual y busca ayuda. El viaje plantea los aspectos principales de la trama y después va mostrando detalles del plan, que es el nudo de la historia, y se va resolviendo poco a poco.

Este es el esquema básico:

  • Presentación de Logan, el escritor.
  • Presentación de Luc y el relato del ataque sexual.
  • Viaje en auto.
  • Plan.
  • Desenlace contra el acosador.

Obviamente, hay subtramas y temas importantes, como la paternidad y la justicia.

Los personajes: El alma de tu historia

Los personajes son clave. Sí, tiene que haber una buena historia, pero unos personajes bien definidos, que se hagan querer (o odiar) y que estén bien construidos, hacen que los lectores se identifiquen. Es difícil que alguien se identifique con la inteligencia casi sobrehumana de la Antonia Scott de Juan Gómez Jurado (Reina Roja), pero seguro que empatiza con su vulnerabilidad o con las circunstancias que la llevaron a ser quien es. Y un personaje como Jon, completamente diferente, permite que los lectores vean diferentes emociones a través de personajes que, a pesar del dolor, siguen adelante con ironía y cumplen su misión.

La historia y el estilo: El contenido y el envase

Como te decía antes, es fundamental tener una historia que contar. Podés tener un estilo más narrativo, descriptivo o lírico, pero tiene que haber una trama interesante.

Todos conocemos escritores técnicamente brillantes que se pierden en metáforas y analogías hermosas que no tienen una buena historia detrás. Muchos escritores, desde sus primeros libros hasta los últimos, se dan cuenta de que tienen que dejar de lado el lenguaje complicado para lograr una narración más ágil. Por eso, aunque estamos hablando de la historia, también es importante que sepas que un estilo demasiado florido a veces no deja ver la historia, como los árboles a veces no te dejan ver el bosque.

La emoción: El ingrediente secreto

Algo que no suele aparecer en las listas de consejos para publicar un libro es la emoción. La misma emoción que te motiva a escribir tiene que generar algo en el lector. Un libro, a menos que sea un ensayo, tiene que tocar alguna fibra sensible. No se trata solo de hacer llorar al lector, pero sí de generar algo: conmover, enojar, ilusionar, estimular el cerebro, hacer reír…

¿Te imaginás tirar una piedra a un lago y que no pase nada? Eso es lo que tenés que evitar. Tu libro tiene que acariciar el alma, hacerle cosquillas al cerebro o, por lo menos, invitar a la reflexión.

Escribir, corregir y revisar: El trabajo de hormiga

Escribir un libro requiere constancia y dedicación. Así como cumplimos un horario laboral, el trabajo de escritor debería implicar pasar varias horas frente a la computadora. Eso de esperar a que vengan las musas es un mito. Las musas, como la suerte, tienen que encontrarte trabajando. Sin esfuerzo y constancia es difícil lograr algo. Después, claro, hay que tomar notas, corregir, pulir y leer el texto mil veces hasta que quede como queremos. Después de eso, también hay que pasar por una corrección profesional, pero eso lo vemos en otro artículo.

Estos son algunos consejos para empezar, pero hay mucho más. Cuando empieces a escribir, te va a dar hambre de más, y tus lectores van a querer probar el plato que prepares. ¿Entendido?