Aquí te presento una versión del texto sobre los errores comunes de escritores noveles, con un tono más informal pero adulto, adaptado al español latinoamericano, y con un orden de argumentación ligeramente modificado, además de un nuevo título:
Hoy vamos a charlar sobre algunos errores típicos que suelen cometer los escritores que recién empiezan. Algunos, como los de ortografía, se pueden solucionar con lectura y estudio. Otros, en cambio, vienen de esos excesos que cometemos por querer impresionar y demostrar lo que valemos cuando todavía no encontramos nuestra propia voz.
La idea de este artículo me surgió al recordar una anécdota que contó el escritor Juan Gómez Jurado sobre un lector que le criticaba que su literatura se había vuelto menos elaborada y más «comercial», por decirlo de alguna manera. Me gustó que el autor lo felicitara con entusiasmo porque, según dijo, le había costado muchos años lograrlo. Al principio pensé que respondía con ironía, pero después entendí que todos los autores necesitan pulir su estilo hasta encontrar lo que buscan. De eso, y de otros temas relacionados, vamos a hablar a continuación.
La importancia de tener un estilo propio (y cómo encontrarlo)
Uno de los problemas más comunes, y totalmente comprensible, es que los escritores noveles no tienen un estilo propio bien definido. Esto es normal, porque quizás están buscando su voz y, en el camino, prueban diferentes estilos hasta encontrarse a sí mismos. Pero lo importante es que, aunque sea tu primer libro, intentes tener un estilo. Puede que no esté del todo pulido, pero no podés carecer de él. Intentá que la construcción de las frases, el vocabulario que usás, la temática, la resolución de los conflictos, tu humor o tu enfoque, le den al lector la sensación de que tenés un estilo propio.
Cuidado con los excesos: Adjetivos, cultismos y descripciones interminables
Aprovechando la anécdota que les conté al principio, uno de los errores más comunes es el abuso de adjetivos. Una cosa es usar adjetivos para enriquecer un sustantivo, y otra muy distinta es que casi todas las palabras sean calificativos. ¡Hay que combatir esa plaga de epítetos!
En la misma línea, otro error común es el uso exagerado de palabras formales y cultismos. A veces existe esa necesidad, tan exagerada como innecesaria, de mostrar que conocés muchos términos, pero ese uso desmedido puede generar rechazo. Muchas veces, los lectores sienten que el autor abrió un diccionario, eligió las palabras más raras y las tiró al texto como si fueran dados. Incluso hay escritores que, con tal de meter una palabra culta, retuercen el texto hasta que encaja, como las hermanastras de Cenicienta con el zapato de cristal. Las palabras son herramientas para expresar nuestras ideas o contar nuestra historia, no tiranos a los que hay que obedecer sin coherencia.
También podemos hablar de esa necesidad de muchos escritores de ser demasiado descriptivos. No hace falta describir cada detalle del personaje en el bar, desde que se rasca una pierna hasta lo que pide, cómo le pone el azúcar al café, si se acomoda la corbata y después bebe, cómo traga, si toma sorbos lentos… Entiendanme bien, está bueno saber cómo es el personaje y cómo reacciona a los estímulos, pero no podés dedicar tres páginas a esto sin contar absolutamente nada más, ni un pensamiento, ni nada que sea relevante para la trama. Nos perdemos en un detallismo exagerado, con descripciones laberínticas e infinitas que no nos llevan a ningún lado.
Otros errores a evitar: Repeticiones, ortografía y diálogos
Otro aspecto importante es evitar las repeticiones. La reiteración constante de palabras da una imagen de pobreza léxica, desgana literaria y poco cuidado por la obra. Hay que cuidar el texto, porque muchas de esas palabras repetidas se pueden reemplazar fácilmente con sinónimos. No hacerlo, insisto, muestra una clara desidia literaria.
Por otra parte, los escritores deben conocer, estudiar, repasar, revisar y reaprender las reglas ortográficas, así como usar correctamente los signos de puntuación, admiración, exclamación, etc. En resumen, tienen que dejar de lado un poco el ego y someterse a la corrección ortotipográfica y de estilo sin pensar que nadie debe cambiar ni una coma de su «magistral» obra. En estas correcciones, es común encontrar un uso exagerado de gerundios y adverbios (sobre todo del «solamente»).
A la hora de escribir diálogos, el error más común es usar el guion corto en lugar de la raya o guion largo (—). Este se debe usar al principio de cada diálogo, pero también para introducir una aclaración o una frase complementaria dentro de una oración entre paréntesis.
Podríamos dedicarle un capítulo aparte a los diálogos, porque muchas veces nos encontramos con diálogos que no se le atribuyen a nadie y que no tienen justificación. A veces, el mismo diálogo nos dice a quién pertenece por tener una voz muy reconocible, una jerga característica o porque se nombra al interlocutor, pero hay muchísimos casos en que los diálogos parecen islas sueltas.
Además, y relacionado con esto, es fundamental que los diálogos, si hay varios personajes, no parezcan idénticos, como si los dijera una misma voz, o peor aún, la del autor.
Para terminar:
Estos son solo algunos de los muchos errores frecuentes en los escritores noveles. Lo importante es identificarlos, pulirlos, encontrar nuestra propia voz y desarrollar un estilo que nos identifique. Porque, si trabajamos en ello, ser escritor novel es una etapa que se supera con el tiempo.